Después de llegar a Konoha, pedí indicaciones, ya que no conocía nada de la aldea. Me perdí en mis pensamientos al ver que todos pasaban de mí , al llegar a una tienda de zapatos, doblé a la izquierda en un callejón cercano y ahí me senté a revisar mi botín.
Un rato después escuché ruidos y gritos, sentí una mala vibra, entonces decidí seguir los sonidos de la gente asustada. Al llegar a un coliseo, vi que la recepción estaba vacía, se oían estruendos de fondo entonces pensé:

-Los otros deben ser muy fuertes...¡maldición! Yo que pensé tener oportunidad... (:'C)

Al seguir adentrándome en el dicho coliseo me di cuenta que había una gran hendidura  en el suelo (como si se hubiera derretido la tierra con ácido), era un camino de destrucción. Los árboles que habían alrededor se habían secado y todo lo que evocaba el sendero era muerte y destrucción
Decidí seguir el camino de destrucción y en el trayecto me percaté que entre los árboles había un balde con agua y un tipo extraño casi que idolatrándolo, decidí seguir adelante porque no me generaban buena espina. Para que no me siguieran salí corriendo por el borde de la hendidura y para mi sorpresa me encontraba corriendo tras una babosa gigante que derretía y marchitaba todo a su paso. Al escuchar unas voces que venían de delante de la babosa me di cuenta que los estaban persiguiendo y que justo detrás del gigantesco ser había un tipo raro diciendo cosas inentendibles, entre todo el caos y dudas decidí meterle un buen puñetazo al tipo ese en toda su cara, al momento de acercarme el aire estaba salado y después de darle un puño en su boca, un olor fuerte a basura/muerte me hizo perder la conciencia, cuando desperté las voces ya no estaban.

Después de que el hediondo olor de la babosa me desmayara, soñé algo extraño; estaba en casa con mi madre y mi hermano, todo estaba igual que antes pero sentí que algo no estaba bien, que algo faltaba. De un momento a otro escuché un sonido extraño y cuando volteé era la borrosa imagen de mi padre, al instante todos mis dientes se empezaron a caer uno a uno en un mar de sangre que salía de mi boca y para cuando me doy cuenta mi padre ya se estaba alejando como cuando era pequeño.




Desperté y ya no había nadie, era de noche ya, entonces decidí seguir el rastro que había quedado en el suelo de la arena y me topé en un punto ya sin rastro de muerte, como si el animalejo hubiera desaparecido repentinamente, salí en busca de respuestas y en la cercanías del coliseo habían unas personas asustadas hablando sobre el caos que se ha generado en Konoha, me acerqué y les pregunté qué había pasado y me contaron lo sucedido, enseguida quise ir a Konoha.

Emprendí un corto viaje a Konoha y para mi sorpresa, todo estaba en ruinas cuando horas antes todo se veía tan tranquilo. Lo que dejaban ver las pequeñas linternas de las personas ayudando a lo heridos, era horrible, partes mutiladas, cabezas cercenadas congeladas en una expresión de interminable horror, escuché que una masa extraña cayó, que hubo mucho temor, y terror. Cuando terminé de ayudar hasta llegar al cansancio, improvisé un refugio en 10 minutos y me fui a dormir.
Un sueño llegó a mi mente, estaba tirado en el suelo, sin moverme, con un gran peso en el pecho, tal vez fue un sentimiento de culpa por no poder ayudar, me sentí tan débil e inútil, de la nada en el sueño un ruido escalofriante dijo "no todo está perdido" y luego algo inentendible, en ese instante todo quedó en negro absoluto.

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