Ygrámul el múltiple
En medio de un profundo y tenebroso abismo, colgaba una gran telaraña, pegajosa como la miel y gruesa como las cuerdas. Entre ese gran telar de hilos de color hueso, se retorcía con dificultad, enredándose cada vez más con cada movimiento desesperado que hacía, un hermoso dragón,con una cabeza como la de un león, con escamas color nácar que brillaban delicadamente rosa y blanco en su largo cuerpo, aunque se encontrara rodeado de tinieblas.
Era un dragón de la suerte; los dragones de la suerte se diferencian de los corrientes y burdos dragones míticos, en que son, hermosos y elegantes, hablan una hermosa voz que es similar al calmante repicar de una campana, pelaje blanco como la nieve, bigotes largos y blanquecinos, ojos rojos escarlata y que a pesar de su enorme longitud se mueve libremente por el cielo como una pequeña nube, gracias a su contradictorio y liviano peso, su contraparte surreal por otro lado, son como lagartos gigantes que escupen fuego, son bestias fétidas con feas y grandes alas de murciélago.
Aquel dragón, aquel hermoso dragón que se veía envuelto en aquella escabrosa trampa era atacado múltiples veces por un ser desconocido, una gran sombra que se movía a gran velocidad para asestar, del cuerpo del magnífico dragón brotaba sangre oscura, de innumerables heridas que había provocado el ataque de aquella extraña criatura escurridiza, de un momento a otro cuando fue perceptible tomó la forma de una gigantesca araña que arremetía contra el dragón con todas sus fuerzas, luego velozmente tomó la forma de una mano con inmensas garras, al instante en un escorpión de dimensiones míticas, que con su enorme aguijón atravesaba las pobres escamas del moribundo dragón. El dragón con su poca expectativa de vida exhalaba un abrazador fuego azúl que engullía y deshacía los asquerosos hilos de su posible lecho de muerte, la misteriosa bestia que cambiaba de forma, recibía mordiscos desesperados de parte de el deslumbrante dragón, al momento de impactar los temibles dientes de tal divinidad en las patas de las diferentes formas adoptadas por el monstruo, se separaban y volaban, las patas, a su posición original, evadiendo cualquier ataque del dragón, al observar bien se dio cuenta de que la criatura que parecía un nubarrón negro, estaba hecho de avispas, miles de avispas gigantes, como una mano humana, que deslumbraban con un brillante color azul, se veían sus temibles aguijones
Era un dragón de la suerte; los dragones de la suerte se diferencian de los corrientes y burdos dragones míticos, en que son, hermosos y elegantes, hablan una hermosa voz que es similar al calmante repicar de una campana, pelaje blanco como la nieve, bigotes largos y blanquecinos, ojos rojos escarlata y que a pesar de su enorme longitud se mueve libremente por el cielo como una pequeña nube, gracias a su contradictorio y liviano peso, su contraparte surreal por otro lado, son como lagartos gigantes que escupen fuego, son bestias fétidas con feas y grandes alas de murciélago.
Aquel dragón, aquel hermoso dragón que se veía envuelto en aquella escabrosa trampa era atacado múltiples veces por un ser desconocido, una gran sombra que se movía a gran velocidad para asestar, del cuerpo del magnífico dragón brotaba sangre oscura, de innumerables heridas que había provocado el ataque de aquella extraña criatura escurridiza, de un momento a otro cuando fue perceptible tomó la forma de una gigantesca araña que arremetía contra el dragón con todas sus fuerzas, luego velozmente tomó la forma de una mano con inmensas garras, al instante en un escorpión de dimensiones míticas, que con su enorme aguijón atravesaba las pobres escamas del moribundo dragón. El dragón con su poca expectativa de vida exhalaba un abrazador fuego azúl que engullía y deshacía los asquerosos hilos de su posible lecho de muerte, la misteriosa bestia que cambiaba de forma, recibía mordiscos desesperados de parte de el deslumbrante dragón, al momento de impactar los temibles dientes de tal divinidad en las patas de las diferentes formas adoptadas por el monstruo, se separaban y volaban, las patas, a su posición original, evadiendo cualquier ataque del dragón, al observar bien se dio cuenta de que la criatura que parecía un nubarrón negro, estaba hecho de avispas, miles de avispas gigantes, como una mano humana, que deslumbraban con un brillante color azul, se veían sus temibles aguijones
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